AUTOESTIMA: “es la valoración positiva o negativa que una persona hace de sí misma en función de los pensamientos, sentimientos y experiencias acerca de sí. Es un término de Psicología aunque se utiliza en el habla cotidiana para referirse, de un modo general, al valor que una persona se da a sí misma.” (Recuperado de http://definicion.de/autoestima/ – Julián Pérez Porto. Publicado: 2008.) ¿Cuán importante es una sana autoestima? Esa pregunta invade mi mente cada vez que escucho situaciones terribles que ocurren en nuestro país y en el mundo. Para la fecha del 3 de mayo de 2017, en Puerto Rico se han reportado 67 suicidios (según reportaje publicado en Primera Hora). ¿Cuánto puede un ser humano cancelarse, invalidarse, despreciarse para no querer pensar, sentir ni existir más? Entre los múltiples factores que puedan provocar esta triste situación, me parece que la falta de amor propio o la mala autoestima tienen mucho que ver. Quiero compartirles esta reflexión con el propósito de hacernos conscientes sobre cuan importante es cuidarnos, amarnos, buscar apoyo y, de
Recientes eventos, como la ceremonia de los Oscars y las expresiones de Donald Trump (entre otros tantos), ponen en el spot light el tema de la discriminación. Para quienes tengan duda, la Real Academia Española define “discriminación” como: “ideología o comportamiento social que separa y considera inferiores a las personas por su raza, clase social, sexo, religión u otros motivos ideológicos“. Les confieso que, de vez en cuando, me creo el cuento de que hemos evolucionado y olvido que aún existe. Sin duda, se han dado pasos. Hemos adelantado algo, pero nos falta demasiado para volver a la esencia, al inicio, a nuestro origen; para finalmente aceptar que la sabiduría, el espíritu ni el amor entienden de comparaciones, mucho menos si es para determinar que un ser vivo vale más que otro. ¿En serio un ser humano puede caer en la prepotencia de creerse mejor o superior por su color de piel o de ojos, por su ideal político o religioso, por su nacionalidad o procedencia, por su estatus social o económico, por su orientación o identidad sexual?
¿Cuán importante es nuestra paz, nuestra felicidad, nuestra salud mental y emocional? A esta pregunta, mucha gente responderá que muy importante, y yo, muy atrevida, se los cuestiono. ¿En serio? ¿En serio es tan importante como para poner esa paz, felicidad, salud mental y emocional como eje del manejo de su tiempo y dinero? En estos momentos de “crisis” económica, se nos presenta la oportunidad de evaluar qué rige nuestras vidas. Desafortunadamente, a la gran mayoría los controla el dinero. A esta premisa, mucha gente también me dirá que no, pero los invito a que reflexionemos, porque las acciones y actitudes demuestran lo contrario. No imaginan cuánto me indigna que nuestro espacio y tiempo de recreación, entretenimiento, hasta de ocio, se considere “un lujo”. No es algo que debemos posponer y dejar para cuando “se pueda” o las circunstancias estén perfectas, porque nos moriremos en la espera. Nuestra felicidad no es un lujo, nos lo merecemos y, más importante aún, lo necesitamos. ¡Claro que nos afecta que el costo de vida aumente y las oportunidades de ingresos reduzcan! Precisamente porque tanto ataque