¿Quién no se siente indignado con los asesinatos, crímenes, con las barrabasadas que están pasando hasta en los medios de comunicación? Creo que la situación superó los límites de tolerancia de la persona menos empática y más indiferente del país. Logramos unirnos en un “hastío nacional”. Amén por eso, pero ¿en qué se traduce el “hartazgo colectivo”? Además de marchas, grupos en facebook, y todo lo que invita a la unión y a puntos de convergencia (que estoy muy de acuerdo y los apoyo). Lo cierto es que no debemos dejarle todo el trabajo a los que se mueven y lideran causas porque muchas de las soluciones están en nuestras casas. Las personas subestiman el poder de pequeñas acciones. Siguen ignorando conductas y actitudes que son juzgadas como clichosas, estúpidas, sentimentales o insignificantes, pero que hoy día (lo reconozcamos o no) sufrimos trágicamente estén extintas. ¡Cuánta diferencia haría que en los hogares se honren características particulares del homo sapiens, como razonar y dialogar! Si, en vez de gritar, señalar y condenar,