
Y de repente, luego de que llegan a conclusiones, que hacen juicios sobre interpretaciones no corroboradas, de bombardearte con análisis y evaluaciones que solo buscan señalarte como culpable de un dolor o de un coraje que aún no tienes conocimiento; luego de ese mar emocional de ataques escudados detrás del «amor» y del «respeto», entonces te dicen que quieren hablar. ¡Ya para qué!
Ni hablar de la calumnia remoto, que se hace a distancia, que adornan, elaboran, cocinan, sirven y desechan, sin jamás darte participación; que, sin duda, está incompleta y, en la mayoría de los casos, suele ser muy injusta.
¿Por qué nos causa tanto problema preguntar? No entiendo. ¡Tan poderosa que puede ser la pregunta hecha antes de la conclusión, posiblemente, hiriente y errada! Adelantarnos a deducción o decisión, sin indagar no es parte del «método científico». Vamos, que hasta en la escuela elemental te lo enseñan. El problema está en que pecamos por creer que sabemos todo e invalidamos la existencia de la otra persona. Juramos que sabemos más que ella misma. Nos atrevemos a poner en duda sus sentimientos, sus razones y argumentos sin aún saberlos. Es que sin escucharlos, ya están refutados. ¡El ego de víctima es cosa mala porque no busca entender ni armonizar, sino señalar y condenar! ¡Claro, porque para satisfacer su «victimización» necesita un culpable!
¡No pase calenturas innecesarias! No pase un dolor o una molestia sin tener elementos de juicio válidos. Más importante aún, antes de atacar, ¡PREGUNTE! Conozca las respuestas de primera mano, directito de quien es relevante en la historia; ya sea su pareja, amig@, familia, compañer@ de estudio, del trabajo, de la vida o quien sea.
Si después de preguntar y conocer la respuesta le da coraje, tristeza y quiere desahogarse, ¡bienvenido sea! Sin embargo, no se adelante a la situación. Córrase el valiente riesgo de escuchar, de verdad escuchar, y apueste a la posibilidad de resolver con esa otra persona. Haga un ejercicio básico de ponerle «question mark» a la oración, dele un break al ego y, de buena fe, pregunte.
Siempre con amor, respeto, entusiasmo y gratitud,
Yz Cifredo [7.Dic.2016]
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Todos nacemos científicos. El buen científico no asume. Indaga, pregunta, comprueba. El secreto de toda buena relación está en la sana comunicación. Honestidad, empatía, compromiso.
Me encanta!!! Gracias por compartirlo!!!
Siempre tan bella, Yz!!
Me encanta!!!