expectativa.
(Del lat. exspectātum, mirado, visto).
1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo
2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda
3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, un
herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir u
suceso que se prevé. Real Academia Española ©
Lo que la definición no explica es que la expectativa (cuando se confunde) es una de las mayores causas de dolor, coraje, decepción y prejuicio.
Es cierto que acontecimientos del pasado nos pueden servir de referencia para manejar eventos presentes. Definitivamente, para quienes aprovechan la oportunidad que ofrece la experiencia, lo que nos pasó ayer puede ser un gran aprendizaje para tomar “mejores” decisiones sobre lo que nos pasa hoy. Sin embargo, por alguna razón, la mayoría pensamos que lo ya vivido es información suficiente para saber cómo pasarán las cosas y, sobre todo, por qué. Aunque dicen que “nadie aprende por cabeza ajena”, muchos se dejan llevar por las experiencias de otros para lidiar con las suyas. Cosa que, en mi opinión, no es negativa; siempre y cuando seamos conscientes de que ni otros ni nosotros lo sabemos todo, y que -cuando intentamos explicar lo que no nos consta o predecir el futuro- no hay garantía, sólo “mucha o poca probabilidad”.
¿Qué me inspira escribir sobre esto? ¡La incoherencia humana!
Una persona que lleva una vida “correcta”, que hace las cosas “by the book”, (sin juzgar por qué lo hace) es víctima de la expectativa. Las personas a su alrededor esperan que sea así hasta la muerte y pueden ser intolerantes y crueles cuando esa persona falla. Lo que hizo bien en el pasado pasará a ser el sermón, la constante comparación, su peor castigo. “Lo que fuiste es mejor de lo que eres y será difícil que vuelvas a serlo”. Es que, muy erradamente, confundimos la conducta con la persona; y clasificamos a las personas por sus errores más que por sus aciertos. Pero igual pasa con una persona que lleva una vida “al garete”, que ha hecho las cosas “mal” y se ha metido en mil problemas. También es víctima de la expectativa porque las personas a su alrededor la definirán por “los hechos”. Ya saben como dice el refrán, “cría fama y acuéstate a dormir”. Si esa persona quiere mejorar, el constante prejuicio invalidará sus avances y postergará o cancelará su progreso. “Lo que fuiste es y será para siempre lo que eres”.
Nuestras expectativas sobre los demás los encarcelan y marginan; las expectativas que otros tengan sobre nosotros nos ahogan y limitan. No debemos vivir según lo que otros esperan de nosotros, pero seamos honestos ¡claro que se siente bien recibir la validación y apoyo de nuestros amados sobre lo que hacemos o escogemos! ¡Y se siente aún mejor tener su compasión, tener el permiso de errar y la oportunidad de superarnos, cuando metemos la pata!
En vez de promover el “no vivas tratando de complacer a los demás” (que no deja de ser cierto), propongo invertir la formula y hacerle campaña al “aceptar y valorar a otros cuando las cosas les salen bien y cuando les salen mal”. Es en la vulnerabilidad y en la “imperfección” donde existe la posibilidad de mejorar…
Yz [16.Abril.2013]
Muy cierto, haces las cosas bn pero cuando fallas te juzgan sin compasion y luego te vigilan a ver si puedes volver a las riendas del carril de un modo enfermizo….y si no logras lo q a ellos les da la gana de esperar de ti , te dan de codo y te demuestran la lastima q te tienen….. expectativas imposibles’ inhumanas q esperan de nosotros q somos simples seres humanos imperfectos desde la magia de la concepcion….