
Motivación: motivo, causa, razón que te impulsa a hacer a tomar una acción. Mucha gente confunde la motivación y creen que es algo momentáneo, pasajero, transitorio y no entienden que la motivación siempre está, pero no siempre es la misma. Lo que te motiva a tomar una acción puede ser inspirador como puede ser aterrador.
La motivación para levantarte todos los días para ir a trabajar puede ser tan bonita y plena como que amas lo que haces, o tan simple y práctica como que tienes que ganar dinero para pagar las cuentas.
La motivación es una provocación, algo que te hace responder, reaccionar, accionar. La motivación a veces proviene de la alegría, de la esperanza, del amor, de la ilusión; otras veces del coraje, del miedo, de la decepción… pero no se confundan, no somos “robots”; nuestras acciones se ven impulsadas por un motivo. Aunque hablo de la motivación en su definición más básica, estudios en conducta humana dicen que la motivación es “una energía que activa, mueve y orienta nuestros actos hacia un objetivo en concreto que está relacionado con la satisfacción de nuestras necesidades como seres humanos”. Según la psicología, la motivación es un elemento clave para nuestro bienestar.
Ahora bien, ¿cuál es la invitación de motivadores o provocadores de acciones, reacciones, sentimientos, cuestionamientos, como yo? La invitación es que domes tus razones, que estés consciente de tus motivos y que no le dejes a la vida ni a la suerte cuál es tu motivación. Que identifiques qué te mueve, no siempre será ideal, pero es importante reconocerlo. Porque mientras no te hagas consciente, te estarás moviendo, reaccionando, respondiendo por copia y repetición.
No dejes que nada ni nadie invalide o minimice lo que te mueve… Aduéñate, aprópiate, empodérate y apodérate de tus causas, de tus razones, de tu motivación…
Como siempre, les comparto esta reflexión con mucho respeto y todo mi cariño, por si les tiene sentido. Les quiero y me quedo corta. ¡Eeeeeh Juá!!!
Yz Cifredo