
Llega ese momento en que sin darte cuenta la vida te invita a culminar etapas. Sea de manera contundente y sin aviso o voluntariamente, cerrar círculos es parte de… Y hacerlo de manera consciente es necesario.
A veces estamos locos de que se acabe un compromiso, un trabajo, una relación, un año y cerramos ese capítulo o el libro entero de sopetón y lo tiramos en una esquina, en uno de esos rincones donde no volvemos a mirar. Me parece que ahí está el problema. Que por no mirar, por no evaluar y no reflexionar repetimos los errores y recaemos en las mismas situaciones que nos hacen querer cerrar los capítulos una y otra vez.
Dejar de hablar de un problema, no hace que se resuelva o que no exista. Dejar de mirar una herida, no hace que se sane o desaparezca. Dejar de enfrentarnos con una situación que duele, que incomoda, que molesta no reduce su impacto ni evita que se repita. Y aunque deseemos que nos dé amnesia y no recordar la situación ni el dolor que nos pueda provocar, es mejor vivir el proceso en carne viva y aprender lo que nos toca aprender para reducir la posibilidad de que nos vuelva a pasar.
De lo malo y de lo bueno, debemos aprender. No dejarnos transformar por las vivencias es tratar de anclar en un mar de constante movimiento y estancarnos para pasar los días muriendo, en vez de viviendo. No te permitas sufrir sin crecer, sin aprender, sin existir. Le damos update a las computadoras, a los celulares, mejoramos nuestras casas, nuestros carros, nuestras posesiones, pero a nosotros como seres humanos nos cuesta actualizar nuestras mentes, hábitos y alimentar nuestros corazones.
Cerremos capítulos, relaciones y años. Cerremos círculos mirando quiénes fuimos, cómo fuimos, qué decisiones tomamos o no tomamos, y asegurémonos de no ser los mismos. Seguiremos logrando y seguiremos fallando, pero que por lo menos sean nuevos triunfos y nuevos fracasos. Aprendamos para ser mejores, porque solo así tenemos el poder de transformar y transformarnos; porque al final del día no solo es la relación, el trabajo o el año… somos nosotros, nuestras actitudes, nuestras elecciones, nuestra salud mental y emocional la que puede sabotearnos o la que puede salvarnos.
Como siempre, les comparto esta reflexión con mucho respeto y todo mi cariño, por si les tiene sentido. Les quiero y me quedo corta. ¡Eeeeeh Juá!!!
Yz Cifredo [28.dic.2020]