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¿¡Saben!? En medio de todo lo que está pasando, que parece ser mucho “malo” o “negativo”, hay personas que se lucen… Y lo digo en el aspecto positivo de la palabra: que resplandecen, que brillan, que iluminan; y a veces, en vez de cuidarlas y tratarlas con amor y gratitud constante y sonante, las cargamos. Como están ahí para escucharnos, para consolarnos, para fortalecernos, para sostenernos y apoyarnos. Nosotros nos acomodamos, nos tiramos con todo el peso de un cuerpo muerto y cansado, y ellos o ellas tienen que soportarnos. Y yo no dudo que lo hagan con todo el amor del mundo, pero también son seres que sienten y padecen, son seres  humanos.

El peligro de ser hijos del “ay bendito” es que podemos cogernos “pena” a nosotros mismos. Yo estoy muy de acuerdo con validar nuestras emociones y expresar nuestros sentimientos; pero -como siempre digo- no podemos cogerle el gustito y quedarnos ahí estancados. Asumir el rol de la víctima en la película de nuestra vida, y que los demás sean nuestros salvadores o villanos.

Creo que estamos de acuerdo, en que hay muchos des-balances, desequilibrios, muchas desfases, que sin duda pueden ser muy injustas, y que ponen a unos en ventaja y a otros en desventaja. Eso está más que probado y es precisamente la discusión del momento histórico que vivimos, pero no es razón para pensar, asumir o presumir que -por esa “condición”- todo el mundo nos “tiene” que servir. Y que esas fuentes de luz, que llegan a nuestras vidas; ya sea nuestra pareja, nuestro padre o madre, hijo o hija, vecino, amiga, cualquier familiar o persona compasiva que esté ahí para nosotros, tiene la “obligación” de entendernos, compadecernos y aguantarnos.

Como somos energía, habrá una que va a predominar. Usted procure que sea la luz y no la oscuridad. Porque o esa persona se contagia de su pesadez o usted se contagia de su luminosidad. Lo ideal es que sea un proceso de cuidarse mutuamente, amarse mutuamente, atenderse mutuamente para que en vez, de que uno se canse del otro; ambos, uno en el otro se sostenga y uno en el otro, descanse…

Identifica quiénes son esas personas que son fuentes de luz en tu vida, agradéceles y, mientras te cuidan, cuídalas…

Como siempre, les comparto esta reflexión con todo mi amor y respeto, por si les funciona y les tiene sentido. ¡Les quiero y me quedo corta!!! ¡Eeeeeh Jua!!!

Yizette Cifredo

Motivadora, Comunicadora y Optimista Compulsiva

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