
Cuán oscura puede ser la noche para no poder apreciar las estrellas; cuán brillante puede ser la luz del día para no poder sentir los rayos del sol.
En estos días, hemos sido testigos de cómo el dolor, la incertidumbre y el miedo pueden apoderarse de los pensamientos y apagar la vida. “Caras vemos, corazones no sabemos.” Cada ser humano lucha su propia batalla con las herramientas que tiene o que conoce.
Y es normal sentirnos perdidos, sentir que en ocasiones no nos encontramos en la piel que vestimos. Sentirnos abandonados, que no somos comprendidos, que todo parece estar en contra, fuera de nuestro control y que luchar ya no es una opción. Sentir el cansancio, no del cuerpo, sino de la mente… porque no queremos pensar más, no queremos que duela más. No queremos saber, no queremos sentir, no queremos estar… Nos pasa, y posiblemente, nos pasa a todas y todos. En algún momento podemos sentir ese vacío que nos tienta a desconectarnos de todo, a arrancar el cable del receptáculo y a todos los interruptores apagar.
Te aseguro que no estás solo, que no estás sola… que es solo un momento del que se pierde noción del principio y no se puede divisar el final. Es un momento, quizás un mal momento, pero vale la pena atravesarlo para sanar eso que lastima y poder disfrutar todo lo que mereces y que sí puede ser realidad.
Te aseguro que hay más de una salida, que mirarás atrás este capítulo y te verás diferente. Lo que en el pasado fue gris, tendrá todo el arcoíris presente y de frente. Estarás más equipado y cuando vengan nuevos retos, porque vendrán, no serás el que se cayó, sino ese que con todo y dolor, con todo y miedo, se levantó.
Grita, llora, moléstate, pero no desistas. Se vale no poder solos y se vale necesitar ayuda. Eso no te hace débil, todo lo contrario; es de valientes reconocer nuestra naturaleza vulnerable y aceptar que nos tiendan la mano.
Mereces sentirte feliz. Mereces que la vida tenga color y sabor. Naciste en el tiempo y espacio perfecto porque eres obra del gran maestro, eres una divina creación. Mereces sentirte en paz y en armonía, mereces sentirte orgulloso y orgullosa de quién eres. Mereces ser dueño y dueña de ti. Mereces, eres y puedes. Esa oportunidad que deseamos, esa posibilidad de estar mejor está en el oxígeno que respiramos, está cada palpitar de nuestro corazón… No somos un accidente ni una equivocación. Estar vivo y estar viva, es nuestra confirmación…
Grita, llora, moléstate… pide ayuda… pero, por favor, no desistas…
Le comparto esta reflexión con mi corazón en las manos, con todo mi respeto, con todo el amor del mundo… porque sin una, sin uno… no estamos completxs. ¡Ojalá les aporte aunque sea un poquito! Les quiero y me quedo corta.
Yz Cifredo [5.oct.2020]