
¿A quién le pertenecen los sueños? Soñar es una práctica que solemos asociar con la niñez, con la juventud y la inocencia; y que, por alguna razón, comenzamos a renunciar a ella cuando “maduramos” y nos creemos “grandes” y sabios.
Para otras personas no es un asunto de edad sino de que soñar le pertenece a quienes pueden porque tienen. Desafortunadamente, aunque soñar no nos cuesta nada puede ser un asunto de clases sociales, de acceso a buena educación, de estereotipos que nos predisponen. Que cancelan y limitan a unos, y empoderan y potencian a otros.
Y cuando hablo de soñar hablo de imaginar, visualizar, querer, aspirar. Hablo de proyectarse en un escenario mejor. Hablo de idear, anhelar, ilusionarse, bosquejar y pensar con salir de situaciones que nos hacen sufrir, con tener menos preocupaciones, menos miedos. Hablo de sentir y saber que existe la posibilidad de ubicarnos en un lugar que nos haga feliz, que nos haga brillar, que nos de paz.
Tenemos que tener mucho cuidado porque así como hay muchos vampiros de energía, hay mutiladores de sueños. Posiblemente esto que les digo le parezca irreal, romántico y absurdo a esos que perdieron el apetito de vivir con ganas; pero soñar es necesario. Soñar es de valientes que se atreven a desafiar lo impuesto, lo dado, que saben que si se cambia la ecuación debe cambiar el resultado.
Si bien es cierto que debemos partir de nuestra realidad para trazar ese plan que nos lleve a materializar los sueños y que el camino será más largo y atropellado para unos, más viable y acomodado para otros; soñar no debe tener condiciones. Soñar no debe ser un ejercicio viciado, todo lo contrario… Si en algo debemos ser totalmente libres es en dejar que nuestra mente viaje, se encuentre con nuestro corazón y nos invite a ser mejor, a estar mejor. Soñar puede ser el propulsor de importantes cambios. Puede ser la semilla que nos haga florecer y eso puede pasar en cualquier momento de nuestras vidas. No permitas que nadie te robe ese espacio donde no puede entrar nada ni nadie que tú no permitas.
Sueña grande, sueña lindo, sueña sin miedo. Sueña dormido, sueña consciente, sueña despierto. Es en la capacidad de imaginar y soñar que se dan grandes transformaciones y es posible una mejor realidad.
Les comparto esta reflexión con todo mi amor y respeto, por si les tiene sentido y porque creo que todxs nos merecemos disfrutar de la descabellada libertad y fortuna de soñar. Les quiero y me quedo corta. ¡Eeeeeh Jua!!!
Yz Cifredo [19.oct.20]