
Nos hablan mucho de lograr, obtener, alcanzar, realizar, de tener y de ganar; pero muy poco de soltar, dejar ir, renunciar y perder; y es igual de importante y necesario en momentos claves.
Tenemos que aprender a:
Soltar rencores que solo matan y consumen a quien se aferra a vivir en guerras y se alimenta de su propia victimización.
Dejar ir relaciones que solo lastiman, que sabemos que no van para ningún lado, pero nos empeñamos en mantener, en darle largas al sufrimiento y dolor; aplazando un final que sí nos puede traer paz y felicidad.
Renunciar a tener todo el tiempo la razón y ser dueños de la verdad. A querer hablar, a solamente ser escuchados en vez de hablar menos y escuchar más, pero escuchar con el corazón, escuchar de verdad.
Perder batallas, personas, cosas. Perder NO nos hace «perdedores». Perder es un proceso de ligereza que nos conecta con nosotros. Cuando sentimos que perdemos, que nos queda un «vacío», ahí estamos nosotros. En las pérdidas hay una gran oportunidad de encontrarnos, de encontrar nuestra verdadera esencia.
Renunciemos al orgullo, a la competencia. Soltemos peleas bobas, enfados sin trascendencia. Dejemos ir lo que no edifica, a quien no aporta. Perdamos con humildad y dignidad, porque en ese: Soltar, Dejar ir, Renunciar y Perder, hay más ganancia de la que podamos imaginar.
Como siempre, les escribo con mucho amor y respeto, por si les funciona y les hace sentido. Les quiero y me quedo corta. ¡Eeeeeh Juá!!!
Yz Cifredo [7.Octubre.2019]