Abrir el corazón es un acto de mucha vulnerabilidad. Decir lo que pensamos y sentimos, es exponernos sin escudos ni chalecos antibalas, convencidos de que vale la pena el riesgo, aspirando y apostando a lo positivo, a lo bueno.
Alzar tu voz… Hacerte sentir… Dejarte escuchar… es un gran poder y una gran responsabilidad. Muchas personas me escriben tantas cosas bonitas de mis escritos, de mis reflexiones y de lo que perciben de mi, que a veces siento miedo. Para mi, pararme en este espacio con el poder y alcance que me da un micrófono, una cámara, a través de ondas radiales, una señal de televisión, en cada charla frente a un público o a través de las redes sociales, es una gran responsabilidad.
Y muchas personas pensarán que uno lo hace creyéndose correcta y «perfecta», pero esa no es la realidad. Uno lo hace desde la imperfección, con el techo de cristal, con millones de fantasmas en un closet. Cometiendo errores y aciertos; viviendo triunfos y fracasos; desde los temores y deseos, pero sobre todo desde el amor a la vida y el respeto. Poniendo los dones a funcionar más allá de un bien personal.
Alzar tu voz… Hacerte sentir… Dejarte escuchar… es una opción que tenemos todos y todas. Es una alternativa compleja que puede pesar, que puede resentir, que puede desagradar, pero también puede impulsar, puede mover, puede transformar, puede sanar y puede salvar.
No debemos esperar por superhéroes, por los gobiernos, o personas de mucho poder y alcance para que las cosas cambien porque todos y todas somos influyentes. No tenemos que ejercer violencia ni imponernos a la fuerza. Cuando se trata de ser bien y de hacer bien, no hay acciones pequeñas. Siempre que puedas, atrévete a ser y hacer positivamente la diferencia.
He escuchado a mucha gente sentir miedo a actuar o hablar porque “¿quiénes son ellos?”. Y es lo mismo que me preguntaba y a veces me pregunto yo. La imperfección no puede ser excusa para la inercia. No hay que ser perfectos para generar cambios, para aportar bonito, para mejorar la convivencia.
Alzar tu voz… Hacerte sentir… Dejarte escuchar… nace del amor a la tierra, a la vida, a Dios, a la existencia. Nace de la solidaridad y la empatía. Nace de la conciencia de que no hay nadie mejor ni peor que nadie; de que quizás no somos quienes para juzgar y condenar, pero que sí somos quienes para extender nuestros brazos para apoyar, fortalecer y levantar.
Siempre desde el amor y el respeto, Alza tu Voz… Hazte Sentir… Déjate Escuchar…
Tú también eres influyente…
Yz Cifredo [15.junio.2020]
Me encantan tus mensajes, y si todos somos influyentes no tenener miedo a la vida, a los momentos difíciles, a la enfermedad a todas las cosas que trae la vida y siempre saber que Dios nos acompaña en todo momento y poner al servicio de los demás los dones recibidos, por que cuando das desde el corazón las recompensas llegan… Gracias por ese amor que nos regalas en cada bofetón de cariño ❤