A raíz del triunfo de Mónica Puig en Río, es difícil no hablar del tema. Esa victoria nos ha invitado a reflexionar sobre diferentes temáticas y nos ha devuelto la esperanza sobre lo que somos capaces de hacer; como individuos y como pueblo. Sigilosa y sin regodeos, esta joven puso los ojos del mundo en una isla cuyas medidas aproximan 100mi x 35mi, superó contendientes probadas y destacadas en prestigiosas competencias. Desafió pronósticos y rompió esquemas. Cambió la definición de la palabra «puñ&%#@» y hasta su forma de pronunciación: «puigñeta». Haciendo lo que ama y comprometida con su pasión, una chica de apenas 22 años, nos salvó y nos empoderó. No somos los mism@s. El sábado, 13 de agosto, cerca de las 7:00pm, algo en nosotr@s cambió… para bien y mejor.
No soy experta del deporte; de hecho, entendí un poco (con la ayuda de practicantes del tenis) mientras observaba lo que lograba nuestra campeona durante el transcurso de ese juego por el oro. Sin embargo, buscando un poco la trayectoria de Mónica, también aprendí que, aunque nadie la vio venir, su victoria no fue suerte ni casualidad. Su triunfo es el resultado de disciplina, consistencia, enfoque, práctica, determinación y mucha pasión; entre muchos otros factores. Una medalla de oro bien jugada y bien ganada.
Entonces, yo me cuestiono, cuando dos jugadoras que tienen todo para ganar se enfrentan, ¿qué es lo que determina quién domina la contienda? Pero, todo tiene sentido, es cuando se conectan acciones, pensamientos, palabras y sentimientos. Cuando sinergizan cuerpo, mente y corazón. Mónica no estaba a medias, estaba entera, integra y completa. Lo deseaba su corazón, lo validaba su mente, lo expresaban sus palabras y lo sostenían sus acciones. La batalla pasa primero en el corazón y la mente; y prevalece quien más fuerte tenga esos músculos, quien con su verbo y acciones sea coherente. Ella quería el ORO, ella se veía ganando el ORO y tod@s la vimos ganar antes que sucediera. ¡La ironía del lenguaje! Mónica juega tenis, pero jamás juega con el tenis. Se tomo en serio a sí misma, tomo en serio su sueño y se lo disfrutó; porque tomarse en serio, para nada es aburrido, tiene mucho sabor.
De algún modo, cada un@ de nosotr@s, tenemos olimpiadas a las que enfrentarnos. Tenemos grandes sueños que nos intimidan y sacuden. Sueños que se convierten en monstruos y nos aterran, pero nos toca hacer lo mismo que le dijo Alain de Vos quien fue su entrenador y fue lo mismo que hizo ella. Tenemos que «picar piedras, luchar mucho y dar el máximo para obtener la victoria en los juegos difíciles.» Nuestros triunfos personales son tan importantes como los de esta chica que, a tan joven edad, se ha convertido en una gran maestra. Celebremos el ORO de Mónica aprendiendo de ella. Adoptemos el #PicaPower y gritemos en nuestras victorias este tan sabroso y tan boricua… (¡que se chave, en este contexto hay que decirlo!) «puñeta».
Como siempre, con todo el respeto y amor del mundo…
Yz Cifredo [15.agosto.2016]
Comenta: ¿Dónde estabas en el momento del triunfo de Mónica?
¿Cómo te cambió a ti? ¿Qué reflexionaste? ¿Qué aprendiste?
*Fotos de ElNuevoDia.com
Bellas palabras, orgullo boricua. Yo vi el juego en mi casa con mi esposo, aprendi un poco mas de tenis, muy emocionada y cante La Borinquena. FELICIDADES a MONICA, PUIGNETA.
Así mismo es, Rosa! Creo que todos aprendimos un poco más del deporte, y también de nosotros mismos! Fue una experiencia bien enriquecedora para tod@s!!!!!! #AbrazoBienApretau
Yo vi el juego en mi casita con mis padres, lloramos, reímos, gozamos, disfrutamos el triunfo de Mónica Puigñeta. Que orgullosa me siento de haber nacido en esta islita tan pequeña pero con grandes atletas, artistas, actores, etc.
Un besote Yz. Bonito día … Abrazo bien apretau..
Lo haz dicho, todo se resume en una palabra PASIÓN. Cuando al ser humano le apasiona lo que hace no hay límites.
Amén!!! Gracias Carmen por escribir!!! #AbrazoBienApretau