Muchas personas me preguntan si estoy en actitud positiva y de buen ánimo todos los días, a lo que respondo con un rotundo “¡NO!”. Lo cierto es que “HAY días y… ¡AYYY qué días!”.
No, no siempre uno se levanta “espitiau”, “pompiau”, con la mano arriba, lleno de entusiasmo para enfrentar el día. ¡Claro que hay días que me levanto con preocupación, incertidumbre, con nostalgia o indignación! Desconozco la fórmula correcta para manejar las emociones de “esos días”; mas en estás letras me tomo el atrevimiento de compartirles mi fórmula. Ya saben, por si les hace sentido y les funciona…
Por alguna razón, tenemos la falsa idea de que «se supone» que todo esté bien, que «lo normal» es que seamos felices y que nada perturbe nuestra paz. Entonces, erradamente creemos que tener problemas es anormal, que muestra que somos incapaces o que hemos fallado. Con el tiempo y, gracias a los maestros que se nos revelan en libros, en diferentes personas, a través de las experiencias y (la mayoría de las veces) en los conflictos, aprendí que no todos los días son “ideales”, no son como nos han hecho creer que “deberían ser”, pero que hay una buena noticia y se llama ARMONÍA.
Aprendí (o convenientemente interpreté) que los miedos o preocupaciones son alarmas que pueden ayudarnos a prevenir situaciones. Que esas señales de alerta, bien administradas, pueden ser de mucho provecho si las recibimos con prudencia, responsabilidad y calma. Entendí que nuestro sistema reacciona ante la posibilidad de un peligro y que no debemos ignorarlo. Que la clave está en diferenciar el miedo o la preocupación legítima de la paranoia o de un prejuicio infundado.
Aprendí que la incertidumbre no es más que un reality check. Un recordatorio de que, en la vida, sólo la muerte es segura y que eso es lo único garantizado. Que afanarnos por controlarlo todo es una ficción; que puede convertirse en una cruel enfermedad en la que terminamos ahogados. Sin embargo, no se confundan incertidumbres con preocupaciones. Hay lagunas que sí pueden ser esclarecidas, sobre todo cuando hablamos de relaciones.
Aprendí que la nostalgia o tristeza es necesaria; que (usualmente) es la reacción a cambios, renuncias y desapegos. Que es el tren de la resignación y el camino de la aceptación; que es en esa mudanza que podemos ser nuevos. Comprendí que la melancolía no imposibilita, que es la intransigencia y el control lo que nos estanca. La tristeza es transición. Cuando no fluimos y renunciamos a nosotros mismos es que caemos en ese sigiloso mal que llamamos depresión.
Aprendí que la indignación protege nuestra valía. Que sentir coraje porque se atenta contra la dignidad (propia o de cualquier ser vivo) no es incorrecto. Que todos merecemos validez y respeto; y que no está mal recordarle compasivamente a otros los límites razonables de acceso. Es la rabieta egocéntrica que pretende intimidar, humillar, someter o lastimar la que no tiene espacio ni cabida. Es la cólera, el sentimiento de furia, ira y la necesidad de dominar, la que se traduce en peligro y (para nuestra desgracia) se ha convertido en una epidemia social. Peor aún, es la indiferencia: ojos que se hacen los ciegos, oídos que prefieren ser sordos, bocas que se quedan mudas; lo que, como comunidad y mundo, nos debilita e incapacita.
Aprendí, o convenientemente entendí, que vivir en armonía es aceptarme como soy aceptando lo que siento. No juzgar si es bueno o malo, sino fluir con la naturaleza saludable de ello. Descubrí que la capacidad primitiva de SENTIR es los que nos hace humanos; que renegarnos o cancelarnos nos condena a ser presos y esclavos.
Yz [30.Abril.2013]
«Aprendí que la indignación protege nuestra valía. Que sentir coraje porque se atenta contra la dignidad (propia o de cualquier ser vivo) no es incorrecto.»
Qué gran verdad. Muchas veces tenemos miedo a que nos tachen de intolerantes o amargados y preferimos guardar silencio que defender lo que no es justo. Felicidades y saludos.
Mis respetos para usted. Buen escrito y muy ameno de una mente centrada. Me gustó mucho. Mil bendiciones para Ud. Y su familia.
Que escrito mas real asi nos sentimos dias buenos y dias no tan buenos cuando estamos tristes muchas veces no tenemos una mano guia que nos fortalezca o mas nos de alegria pero lo que hace la diferencia es mirar hacia el cielo y darle su gloria amen
Muy bueno tu sentir, y mis respetos y admiracion hacia ti como persona. Mi opinion o comentario es que muchas veces lo que nos hace sentir de esa manera es la competencia diaria a la que nos enfrentamos dia a dia, la vida de apariencias, el apego a cosas superficiales que le damos mas importacia que las cosas internas que nos alejan del verdadero significado de nuestra existencia que es la vida misma. Momentos sencillos pasamos por alto y no nos paramos a mirar a nuestro alrededor y hasta se nos olvida que el regalo mas preciado que podemos tener es la vida misma. Si HAY Días y… ¡AYYY Qué Días! Pero sigue siendo un dia mas que llega y se va.
Dios te bendiga y a tu familia y gracias por estos escritos que nos da la oportunidad de saber que no estamos solos en este mundo..
Mi respectos para ti . A la verda que la admiro mucho !! Gracias por tu escrito aprendo mucho de ello.
Yz, Muy bueno el articulo y muy certero! Vivimos en un mundo en el que es necesario darnos el lujo y el permiso de evitar ciertas situaciones o personas toxicas que se convierten en sanguijuelas emocionales. Hay veces que se presentan unas alarmas, y si no estamos alerta y pendientes pueden detonar y hasta nos drenan y nos roban la paz…..por eso hace ya un tiempo yo decidi ser feliz y estar en paz con mi interior… lo demas si no aporta lo desecho, asi de simple y aprendi a vivir a plenitud !!!!Lindo dia, y continua inspirando a otros…
Un escrito para reflexionar….Esos DIAS, ayyyyy que retantes!….Que mucho me han enseñado!…