
Prohibido sentirnos menos, sentirnos culpables, sentirnos merecedoras de castigos y sufrimientos.
Los eventos que rodean al municipio de Guaynabo (Puerto Rico), las alegaciones de ambiente propicio para el abuso de poder y el hostigamiento sexual, me invitan a una necesaria e inevitable reflexión. Lejos de llegar a conclusiones sobre los casos o juzgar a nadie, me hace cuestionarme sobre cómo nos sentimos como mujeres en esta sociedad, en pleno año 2017 y siglo XXI.
Primero, me preocupa la necesidad de ser «atractivas», «deseadas» y elevarle el libido a alguien más. De algún modo, se nos ha hecho creer que somos «objetos sexuales» y, de algún modo, lo hemos aceptado. Entonces, una de las maneras que cualquier persona tiene para manipularnos es con ese juego del deseo: asecharnos o rechazarnos para ganar nuestra atención y lograr llegar a nosotras. Inclusive, pueden lograr que claudiquemos a valores sociales y familiares por validar una «supuesta estima saludable» que, realmente, está condicionada por alguien mas. ¿Me siguen? Hay un sinnúmero de mujeres que caen en relaciones tóxicas, tratos indignos, situaciones denigrantes atraídas por una falsa creencia sobre una conducta sexual que, lejos de ser saludable o madura, es pura manipulación de un cazador(a) dominante. ¡Mujeres, chicas, lean bien! Que otros nos encuentren apetecibles no es un favor, un halago ni nos da poder. La chulería de ser deseadas es maravillosa dentro de un marco de respeto, dignidad y amor propio; cuándo, dónde y con quién a nosotras nos hace sentir cómodas y nos de la gana.
Segundo, ¿qué pasa si metemos las patas y entramos en una relación dañina? ¿Qué pasa si cometemos un error? Sencillo, tan pronto nos demos cuenta, rectifiquemos. Asumimos las consecuencias de nuestros actos y tomamos las decisiones que van acorde con nuestros valores. No hay necesidad de victimizarnos o martirizarnos. No hay que aceptar castigos extras para sopesar o compensar cargos de conciencia. No le de largas al asunto, si se siente mal por hacer las cosas «mal», sentido común, haga las cosas bien para que se sienta un poco mejor. ¿Por qué digo esto? Porque tomando como ejemplo el caso del que les hablo, el hecho de que la joven haya aceptado entrar en una relación con un hombre casado, la hace cometer un «error», pero no merecedora de castigos, abusos ni violencia. Son dos cosas muy distintas. Escuchar a personas decir «bueno que le pase» o «ella se lo buscó» es aterrador. Es justificar la conducta violenta de un maltratante y adjudicarle la responsabilidad de control a las víctimas. ¡No! Es que cada quien tiene que manejar sus niveles de cólera, morderse la lengua o respirar profundo antes de usar la fuerza o la brutalidad como medida. El hecho de que alguien me pise con o sin intención, no justifica que yo saque un bate y le de un golpe. La chica no se buscó ser abusada o violada (si esos hechos ocurrieron), tampoco lo merecía. Nadie lo merece. ¡Nadie! Bajo ningún concepto.
Tercero, cuando decimos ya es ya, y cuando decimos no es no. Independientemente de las condiciones de cualquier tipo de relación, usted tiene todo el derecho y libertad de escoger cuando quiere o no estar en ella. Si a usted algo no le agrada y no le place, no tiene por qué aceptarlo ni aguantarlo. Si, por alguna razón, se siente presa, aplastada, minimizada por alguien, ¡busque ayuda! ¡Grite! Tenga la certeza de que eso no es normal y que algo no anda bien. Identifique personas que le quieren bien, usted sabe bien quienes son. No las aleje de su vida. Al contrario, acérquelas y pida ayuda. Nacimos para ser felices y nadie tiene por qué renunciar a ello. El camino para romper con un círculo vicioso de malos tratos puede ser temeroso, pero sí hay salida.
Tenemos que tomar acción proactiva y diligente. Como mujeres, como seres vivos, merecemos sentirnos a gusto con quienes somos y ser tratadas con amor y respeto, pero eso empieza con el trato que nos damos nosotras mismas, con el trato que aceptamos para nosotras mismas. Vamos a fortalecernos y empoderarnos. Vamos a apoyarnos y a celebrarnos.
Las quiero, admiro y respeto a todas y cada una de ustedes… No estamos solas.
Yz Cifredo [15.Marzo.2017]
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