Tuve una experiencia extra-ordinaria. Por fin, este año pude asistir a uno de los juegos del Baloncesto Superior Nacional. Cientos de personas con panderos, palitos y tambores. En su mayoría, vestidos con el color que identifica al equipo de su preferencia. Los jugadores, literalmente, sudando la gota gorda, corriendo de un lado a otro entre defensiva y ofensiva, hambrientos por lograr el triunfo de la noche. Es mucha la adrenalina. Uno, sin estar en la cancha, siente la tensión de las altas y bajas del juego. Lo positivo de este tipo de eventos es que, no sólo desarrolla el deporte en nuestro país, sino que sirve de estímulo para compartir en familia y amigos, reunir personas de intereses comunes, seguir moviendo la economía, etc., etc., etc.
Es inevitable sentir el entusiasmo con el que grita la multitud en las gradas. Sin embargo, en un momento, las manifestaciones me distrajeron de la acción en la cancha. Captaron totalmente mi atención. «Fulano puerco», «Menganito traicionero», «Zutano llorón», expresiones despectivas, acusasiones de uso de drogas y muchas ocurrencias no muy halagadoras eran gritadas por los espectadores a los jugadores. Se imaginan mi cara de confusión y preocupación. Estoy envejeciendo muy rápido, yo sabía de gritar en apoyo a los jugadores que quiero que ganen. No sabía que esto se había vuelto tan personal ahora y que si no eres del equipo al que yo voy, debo ofenderte, humillarte y odiarte. ¡Oh Dios! ¿Dónde me he metido? ¿Tengo que gritar e insultar? Me sentía perdida y fuera de grupo.
Intenté identificar algunos de los rostros en el público que vociferaban su furia. Cuando ubiqué a uno de ellos por poco llamo al 911. El pobre tenía la presión por las nubes, la cara estaba colora’, lucía débil como si no pudiera pararse del asiento. Casualmente el vaso plástico que tenía en su mano –cuyo contenido parecía alcohol-, nunca estuvo vacío. La persona que lo acompañaba, que parecía ser su padre, estaba igual o peor. Éste le echaba el brazo y se encargaba de que el muchachito se mantuviera “hidratado”. ¡Quien mejor que su padre para cuidarlo, no!
Otro de los entusiastas, andaba en manada. Un grupo de 6 muchachos que parecían todos sacados de la misma película. Era como un “boy’s band”. Uno gritaba una cosa, el otro la repetía más alto y el tercero –por aquello de variar– la repetía en plural. Parecían atracción de casa de terror con poco presupuesto. Ese era el bacilón y ellos juraban que se la estaban comiendo. Para los incrédulos, hay esperanza para el voto de castidad, porque estos deben ser vírgenes y jamones… –no creo que hayan candidatas para ciertos especímenes, ¿o si?
Los favoritos eran los que gritaban sus pintorescas expresiones con tanta pasión y fuerza, que aseguraban ser escuchados al otro lado de la cancha. Tampoco estaban solos, ¡claro que no!, cuando mirabas justo al lado estaban los hijos, sobrinos y nietos. ¡Qué tierno escuchar al niño repetir las mismas barbaridades y ver a los «adultos» gozándoselo todo!!!
¡¡¡Wow!!!
¿Para qué es que son los juegos? ¿Cuál es el propósito de que los que no jugamos, podamos asistir? Yo juraba que esto era como los conciertos. Uno va porque le gusta el cantante y quiere cantar las canciones, bailarlas y pasarla bien. Se imagina usted pagar una taquilla de $30, $40, $50 o más, para ir a un concierto de Ricky Martin, Wisin y Yandel o Kany Garcia para insultarlos porque no son sus cantantes favoritos. –Y aclaro que estos artistas, ¡a mi sí me gustan!–
¿Alguien me puede explicar cuan divertido es ir a una cancha a insultar? ¿Y si eso ayuda a que gane el equipo que uno sí apoya? Ah! y no se atreva nadie a mirar mal a los «no fanáticos», mucho menos a pedirles que sean civiles y educados. No busque paz y armonía, porque es lo menos que encontrará. En ese justo momento su vida correrá peligro. ¡Eah Rayete! Así estamos. Salimos a distraernos y divertirnos, y terminamos en tensión e intimidados. Un deporte como atracción principal en la cancha y en el las gradas maleanteo básico, intermedio y avanzado.
¡Qué les puedo decir! «Para muestra, con un botón basta.» Ese es nuestro pan de cada día. ¿Con quién hay que hablar para enderezar esto? ¿Es con los jefes de gobierno, quienes tienen en sus manos la educación, la seguridad y la justicia? ¿Es con los dueños de las calles o “bichotes” de cada zona? ¿Es con los padres y madres que no inculcan ni modelan valores ni principios a los hijos que –responsable o irresponsablemente- procrearon?
Estamos buscando en todos lados por soluciones cuando con cosas pequeñas, simples cambios como ser educado, servicial, considerado y sentir respeto por uno mismo y por los demás; se lograría una gran y mejor diferencia. Al menos, estariamos en las gradas un pocos más relajados, quizas haciendo chistes unos con otros, compartiendo el pop-corn de cajita y sintiéndonos un poco más seguros por nuestras vidas…
Yz
18.Julio.2011
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Excelente nota Yizette. Precisamente comprendo tu frustración al ver esto en las gradas boricuas. Esto no ocurre solamente en Baloncesto tambien en Voleibol, Fútbol y me atrevo a decir que en pin pong tambien. Es increíble cada vez que tengo que ir a cubrir un partido veo estos lamentables sucesos. Pero todo esta en la educación de los padres a los hijos. La falta de valores en los hogares puertorriqueños escasean. Es increíble como se nos va escapando de las manos las cosas buenas. No obstante nosotros como figuras publicas tenemos que seguir fiscalizando para que tanto como el gobierno, bichotes, curas, padres e hijos sean mejores personas de bien para nuestra sociedad puertorriqueña. Saludos desde Corozal P.R. un abrazo
Wow Yizette hace tiempo no leía algo que marcara tanto la realidad que vivimos en nuestro país. Sigue escribiendonos que disfruto mucho tus notas!! Dios te Bendiga siempre!!! Éxito!!!!!
Att
Enil
Si todos pensaran comu TU… es deprimente ver como insultan y atropellan a los del equipo contrario. Por mi parte te felicito y te puedo asegurar que aunque sea fanatica genuina nunca menosprecio el esfuerzo y el buen trabajo que pueda realizar mis oponentes. Esto mismo lo estamos viendo en la politica y hasta en la religion. Gracias por alzar tu voz «alguien tiene que escucharte»
Es muy cierto lo que escribes, pero lamentablemente esas personas no leen. Posiblemente el problema viene de la raíz, el hogar, pero todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Y con esta nota lo estas haciendo. Felicidades
WOOOOOOOOOOOW
Eso que no has ido a un juego de Peque}as Ligas, del baseball.. La palabra lo dice todo son solo ninos tratando de divertirse jugando pelota mientras los adultos pelean con todo el mundo haciendo el ridiculo y llamando la atencion de los mas peque}os que solo quieren seguir el juego en paz…