Es increíble como ciertas personas pueden influenciar en tu manera de pensar sin darte cuenta. Esto pasa en todos los sentidos de la palabra y aspectos de la vida. Les confieso que, por varios años, había asumido una postura sobre la palabra «motivadora» que no era mía. Escuché decir a alguien que, eso de llamarse «motivador» o «motivadora», no le gustaba; sin darme cuenta y sin cuestionarme sus motivos, rechacé la palabra y la descarte de mis posibilidades. Recientemente, fue que me percaté que yo no tengo problemas con esa descripción o «título» y que, por el contrario, es una excelente palabra que define mucho de mi personalidad y misión en la vida. Así que la acogí y me acepté. En mi proceso de reflexión sobre el asunto, me di cuenta que hay palabras que, paradójicamente, repelen. Digo «paradójicamente», porque por su significado uno pensaría que debería ser todo lo contrario. ¿Qué de malo tiene la palabra «motivación»? Así como esa, les comparto tres ejemplos de «palabras» que causan resistencia o repulsión:
- Amor – A muchas personas les choca que uno les exprese afecto. De alguna manera, se «freakean» cuando les dejas saber que los quieres. En especial, pasa cuando el vínculo que los une es la amistad. A la gran mayoría, se les hace incomodo y difícil escuchar o decir un «Te quiero» o, ¡peor aún!, un «Te amo». No me refiero a los «hombres» por el asunto del «machismo»; es un tema que pareciera estar, de alguna manera, relacionado con los niveles intelectuales. Personas muy cultas y ricas en conocimiento e información, pero no necesariamente conectadas emocionalmente con quienes no pertenecen a su círculo familiar inmediato. ¿Les ha pasado? Que, genuinamente, quieren a una persona, pero es «arisca» a que se le comunique.
- Dios – Todo lo que está enlazado a cualquier creencia religiosa o a la vida espiritual levanta muros de defensa y las personas se vuelven, como dice Shakira: «brutas, ciegas, sordomudas; torpes, trastes y testarudas». Mucha gente se bloquea. Una vez mencionas a Dios o muestras indicios de tener fe en «algo», es como si te oprimieran el botón de «mute» y dejan de escucharte. ¡Y Dios te libre que te equivoques!, porque una persona que simpatiza con los asuntos «divinos» NO PUEDE, sólo pueden cometer errores los que son abiertamente «desertores espirituales». Si Dios, o algún concepto relacionado, forma parte de tu vocabulario y de tu vida, no sólo podrías ser rechazado, sino fuertemente juzgado.
- Ayuda – Dile a una persona que está atravesando por una situación retante en su vida que «busque ayuda». Su reacción, muy probablemente, sea la misma que si le insultas a su madre. Decirle que necesita que un segundo o tercero intervenga; que un profesional que se ha preparado para proveer herramientas, en efecto, se las de… ¡JAMÁS! Nadie tiene que enterarse de las situaciones que está viviendo y, aunque no ha podido hasta el momento, eso lo resolverá sola o solo. Hablar de ayuda, en especial a personas que suelen tener -o creen tener- soluciones para los demás, puede ser ofensivo. ¡Qué triste cuando vemos gente que admiramos y queremos estancados en dilemas que tienen solución, si sólo aceptarán eso tan terrible que llaman «ayuda»!
Así como estas «palabras», hay muchas más y todas tienen algo en común. El problema no es amar, tener fe o necesitar ayuda, el gran miedo es ser vulnerables. Aún en este siglo, con tantos avances, la creencia de que tenemos que ser fuertes y perfectos ante los demás, prevalece. Cualquier muestra de debilidad nos aterra; que otro tenga el poder de lastimarnos, porque ese riesgo forma parte de la aventura de amar, es intolerable; que haya un poder superior, desconocido, del que no tenga control ni explicación, es absurdo; que seamos imperfectos y cometamos errores, es aceptable, en teoría, pero no en la práctica.
Lo digo y lo repito, tenemos que empezar a observarnos y darnos cuenta que el mundo está viviendo crueles verdades porque hemos invertido la fórmula. Promovemos lo negativo como verdadero y humano; y lo positivo como idealismo e hipocresía. Somos todos responsables de esta distorsión y no podemos quedarnos de brazos cruzados. ¡Seams coherentes! ¡Seamos el cambio! ¡Seamos vulnerables! ¡Seamos buenas personas! ¡SeAMOs!!!
Yz Cifredo [15.Octubre.2015]
Tú siempre tan hermosa, Yz y con palabras que llegan al alma de otras personas (incluyéndome), eres una súper motivadora…! Me encanta como escribes en estos tus diarios reflexivos (escritos inspirados) te admiro, respeto, valoro como profesional y personal, hay mucho más que aprender de ti…! Te quiero un montón…
Es extraordinaria tu palabra reflexiva. La leo siempre y trató de ser mejor ser humano cada día. Dios bendiga tu familia.