¿PARA QUÉ SIRVEN LOS NOVIOS?

Novios o novias; esposos o esposas; parejas, compañeros o como quiera llamarle. ¿Para qué y por qué nos «empatamos» con alguien? 

Hace poco hablaba con una jovencita muy especial en mi vida. Ella experimenta su primera relación de pareja y la conversación surgió a raíz de una desilusión. Su galán traicionó su confianza. Ella se cuestionaba el asunto de darle una oportunidad luego del suceso. Sobre esta anécdota, pudiéramos hablar de un millón de aspectos; sin embargo, a mi me hizo reflexionar sobre cuál es el propósito de una relación sentimental. 

Además de las necesidades físicas básicas de todo ser humano, muchos sentimos la necesidad y el deseo de compartir nuestra vida con alguien porque queremos enriquecer nuestra experiencia de vida. Queremos a alguien que se involucre en nuestros proyectos y que nos integre en los suyos. Alguien que nos sume, nos rete y nos invite a ser mejores personas. Alguien con quien sentirnos acompañados, protegidos, apreciados y consentidos.  De igual manera, alguien a quien nosotros podamos aportarle, para quien ser descanso y quien merezca nuestra entrega. Sin embargo, a veces estamos en relaciones en las que sentimos todo lo opuesto. Nos sentimos solos, abandonados, amenazados, desprotegidos y rechazados. Aunque parece ilógico acceder a una relación de ese tipo, lo cierto es que pasa más de lo que creemos y, definitivamente, no tiene sentido. Tenemos que cuidarnos de la rutina, ya que es muy amiga de la costumbre, prima de la resignación y no siempre es la mejor consejera. Hace que olvidemos que darle espacio a alguien en nuestras vidas tiene una razón de ser y, si esa razón no se cumple, hay que tomar acción. 

Es mi humilde percepción que una relación debe evocar sentimientos de satisfacción, ganancia y libertad. Así como lo lee, LIBERTAD. Que, para efectos de este contexto, me tomo la osadía de definirlo como la ausencia del miedo a SER. Es decir, atreverse a SER la mejor versión de uno mismo. Coincidir en un romance, debe despertar y elevar el sentimiento de gratitud. Debemos sentirnos afortunados, como cuando se encuentra un tesoro. Admitir a una persona en su vida debe ser un activo que, cuando suma, resta y multiplica, el resultado es MEJOR. La vida de cada ser humano es buena por sí sola, pero compartir con alguien debe maximizarla y potenciarla a niveles exponenciales.

 No me mal entienda, los conflictos son parte de la evolución de toda relación. Ante las crisis se dan grandes y maravillosas oportunidades de transformación. Ahora bien, evalúe el rol que juegan las personas en su vida, en especial a quien llamamos nuestra «media naranja». ¿Me pesa o me alivia la carga? ¿Me libera o me coarta? ¿Me eleva o me aplasta? Si no se siente bien, reflexione. Una pareja no debe ser el centro ni sentido de su vida, pero sí debe añadirle motivos para vivir feliz.

 En resumen, si la respuesta a la pregunta inicial, ¿para qué sirve mi pareja?, se dice entre sonrisas y no lagrimas, es una buena señal de que sirve y para muy buenos efectos. ¡Ah! Y sobre si la jovencita cedió o no a la oportunidad, sepa usted que sí. Apostó a su galán. “Arrepentimientos, oportunidades y conclusiones”, ahí tenemos otros temas para reflexionar.

Yizette Cifredo [12.01.2015]

Conductora de TV / Motivadora / Coach Profesional de Vida

Este escrito marca el comienzo de una nueva etapa en este espacio al que he llamado «15 y 30». Pendientes a esas fechas del mes. Para mi es un honor que me lean y compartan sus impresiones. 

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