La obsesión por tener la imagen de «cierto nivel social y de poder adquisitivo» hizo popular la calle Canal, al oeste de Broadway, en la ciudad de Nueva York, que está llena de vendedores callejeros que ofrecen imitaciones de perfumes, relojes y carteras. ¿Por qué queremos hacerle creer a los demás que tenemos la capacidad de comprar cosas que realmente no podemos? Sé que no todo el mundo lo hace por las mismas razones, pero me impresionan los que sí.
Desconozco si las mentiras tienen colores, niveles o tamaños. No sé si se dividen en categorías o clasificaciones, pero he identificado un tipo de mentira que se me hace muy difícil tolerar… la que respira, camina y habla. Cuando las personas son una mentira. Hombres y mujeres que escogen ser «imitaciones» de alguien más. Son “seres de ChinaTown”. Personas que disfrazan su realidad pretendiendo ser lo que no son. En vez de aceptarse a sí mismos, y aceptar lo que les toca, mienten para tener lo que no pueden ni merecen; y se convierten en la mentira misma.
Hay varios tipos de estos “seres especiales”, tanto hombres como mujeres:
1. Los “Conchudos”: los que no pueden pagar el cable con todos los canales, películas y deportes que quieren y optan por robarlo. Los que no pueden pagar por el CD del cantante que les gusta y lo compran robado (pirateado). En nuestro país se confunde mucho lo que son derechos con lo que son beneficios. Nos convencimos de la falsa creencia de que “todos tenemos derecho a todo”. Se nos olvida que hay derechos con los que se nace y otros que se ganan con el sudor de la frente. Mientras muchos pagamos para disfrutar de algunas comodidades en ley; otros escogen la forma ilegal, inmoral o deshonesta para obtenerlo. Imagino que es mas fácil robar y mentir que buscar opciones para aumentar sus recursos correctamente y pagar el precio de las cosas; o simplemente ser honestos y aceptar que si no puedo pagarlo, no puedo tenerlo.
2. Los “Capota & Paint”: los que por tener cosas de marca, sin poder, endeudan hasta los bisnietos. No importa cómo ni por cuánto tiempo puedan sostenerlo, como les gustan las cosas buenas, las consiguen no matter what!, aunque no sepan como rayos las pagarán. «Las últimas las paga el diablo.» No se pueden dar esa vida pero quieren aparentar que sí. Viven con el agua hasta el cuello. Se convierten en psicópatas de acreedores y fugitivos de agencias de cobros. ¡Tan fácil que es aceptar que si no tengo la capacidad económica de pagarlo sin matarme, hay que conformarse con lo que está a al alcance y vivir la vida que nos toca! Hay que ser agradecidos por lo que sí tenemos y, como me decía mi madre cuando era niña, «arroparnos hasta donde la sábana nos da«. Eso es libertad…
3. Los “Mentecatos” (de niña, escuchaba esta palabra en las muñequitos que daban en TV y siempre había querido usarla, ¡esta ocasión es perfecta!): les gusta el drama, lo buscan y lo encuentran. Los casados o con pareja que hacen un compromiso fake, ¡pura actuación! Se viven el personaje de telenovela. No quieren dejar a la novia o a la esposa, pero tampoco quieren dejar a “la otra” (o las otras). Quieren las dos: a la soga y a la cabra. ¿Qué pasó con la fuerza de voluntad? ¿Cuándo mentira, traición y engaño pasó a ser parte del amor? Es de conocimiento colectivo que hay millones de seres elegantes, guapos y encantadores en este mundo, pero mientras usted esté en una relación con UNA persona y tenga un compromiso que por acuerdo mutuo no incluye a terceros ni a cuartos, sepa que hay que tener los pantalones en su sitio, ser fuerte y cumplir con su palabra. Hay que escoger lo que de verdad se quiere en la vida. No siempre se puede tener todo. No se meta en relaciones para sufrir, hacer daño ni para crear enemigos.
Repito, no hay género, aplica tanto a hombres como a mujeres. Estos «seres» no son lo que pretenden. Son como la cartera “Gucci” fake: parece pero no es. No tiene la calidad, el glamour, mucho menos la garantía… ¿Por qué mentir sobre uno mismo? Hay que despreciarse en grande para tener una doble o triple vida y para no querer mostrar quién se es, verdaderamente.
Siempre con respeto, este escrito es otra invitación a vivir en honra e integridad. Recuerden el refrán: «dime de lo que pretendes y te diré de lo que careces.» Ante la necesidad de validarse con mentiras, hay una carencia de auto-estima y valores. ¡Ojo al pillo! Que la falsa costura no dura y, tarde o temprano, ¡se ve!
Yz [12.Julio.2011]
Todo es muy cierto, como dice una canciòn muy famosa, aparentando lo que no son viviendo en un mundo de pura iluciòn, pero en fin un buen escrito,felicidadse.
He disfrutado de la lectura. Gracias por dejarnos entrar en la habitación de tus ideas y sentimientos. En tus palabras recuerdo el eco del dramaturgo: «ser o no ser, esa es la pregunta» Siempre lo ha sido y tal parece que así será. No importan cuánto busquemos, sino buscamos adentro de nada sirve. La espiritualidad es caminar hacia adentro para luego salir hacia afuera. Recuerdo que mi maestra de Filosofía nos contaba de un viejo filósofo (cuyo nombre no recuerdo) que salía de dia con una lámpara y decía «Se busca a un hombre». Allí estaba la ironía, –de día con una lámpara– buscando a un ser humano íntegro, que sea verdadero, por que la luz física, la del sentido común a veces no es suficiente para saber quién es quién. Mas duro es conocer a personas que prefieren no ser, a pesar del enorme costo emocional que conlleva vivir de apariencias. ¿Cuántas veces hicimos tantas cosas por complacer, por agradar, por impresionar por que sentíamos la urgencia de ser amados, aceptados o queridos? Pero, una vez nos despojamos de ese exceso de equipaje, el camino se torna mas auténtico, se disfruta más con menos, cambian incluso nuestros círculos de amistades. No es mas feliz quien mas tiene, sino quien menos necesita. Adelante y bendiciones para tu vida.
El escrito esta verdaderamente cierto, te felicito…..(El de la lampara era Diogenes)