¡Qué difícil está la situación económica! ¡Hasta los que más tienen se quejan porque ya no les sobra tanto! Es duro pagar el agua, la luz, la hipoteca o la renta. Aquellos que tienen a sus niños en colegio, no quiero pensar cómo tienen sus cuentas. Con tanta deuda, todo el mundo necesita y todo el mundo está pidiendo algo. El costo de vida aumenta y no pasa lo mismo con los salarios. ¡Cómo darle a otro lo que, sin tener, hace rato necesitamos!
En cada esquina alguien nos pide “un peso”. Suena el teléfono, nos llega un email o un mensaje en cadena, alguien que conocemos (o que ni sabemos quién es) tiene una emergencia. Cada vez hay más cáncer, más se enferma la “mente”, aparecen condiciones extrañas que nadie entiende. ¡Y esa es otra! Quebrantarse la salud es cada vez más fácil y más lujosa. Estoy segura que muchos de ustedes, como yo, han pensado en abrir una fundación a beneficio de la “pelambrera”, propia.
Es que el dinero es todo. El talento ni las capacidades sirven de mucho si no hay billetes al frente o detrás. ¡Maravillosa evolución y desarrollo! ¡Qué viva la “industrialización” y la “productividad”! Todo (eso incluye a los seres vivos) se mide por cuánto pueda generar. Si no produces, no sirves. No eres de utilidad. Y mientras menos sensibilidad y emociones demuestres, mejor te irá. ¡Qué miserable es esto de “robotizar” nuestra humanidad!
Insisto, ¡cómo rayos pensar en colaborar, ayudar o en dar la mano, si estamos ahogados, corriendo en “empty”, cuadrando en negativo, con los numeritos en rojo! Pensamos que es imposible, pero no lo es… Es preciso detenernos y reflexionar.
Yo no sé ustedes, pero yo necesito apoyo, ayuda, asistencia y, no una, necesito mil manos. Lo aceptemos o no, lo cierto es que todos necesitamos. A todos nos falta algo que otro tiene de sobra. Nosotros tenemos algo que alguien necesita más. Si ignoramos ese instinto básico de colaborarnos (que la historia demuestra que supera el de rivalizarnos), seguiremos caminando hacia el suicidio existencial.
De todo lo que tenemos y compramos, ¿cuánto, realmente, necesitamos? Si observamos por un instante, no somos tan pobres ni estamos tan faltos. La ropa es para abrigar el cuerpo; no hay que tener 365 cambios por año. La comida se supone que nutra el cuerpo; que es lo menos que hacemos. Comemos y bebemos para enfermarnos. El techo es para seguridad y protección de la vida que pueda mutilarse, no para preservar lamparas, jarrones, consolas ni carros. ¿De verdad no tenemos tiempo o es que perdemos demasiado en desgastarnos? ¿De verdad no tenemos dinero o es que nos hemos enredado con “bienes” que no necesitamos? ¿De verdad, no podemos ayudar al prójimo? ¿No se supone que nos tratemos como “hermanos”?
No hablo de ayudar a las “víctimas” del mantengo; que es una epidemia diseñada para descontrolarnos. No hablo de ser suero ni bastón de nadie, porque no creo en subestimarnos. Hablo de detener la prisa y la histeria; mirar hacia al lado y buscar a ese por quién podemos hacer algo. Si todos hacemos lo mismo; encontraremos a alguien que, con nuestros recursos y capacidades, podremos alivar. De igual forma, ese alguien que necesitamos, nos encontrará y nos aliviará…
Yz [14.Mayo.2013]
Por fin encuentro escritos que vale el tiempo para detenerme un momento. 100% en acuerdo y practica. Felicidades! Seguimos!
Un escrito que va al grano del meollo , sin rodeos y excelentemente expone lo que muchos no se atreven a decir , me encanto gracias , tu reflexión es muy válida , te felicito …
Muy ciertas tus palabras casi todo el tiempo estamos comprando algo que no hace falta . Vivimos por aparentar para estar en moda ! Qué Dios te siga iluminando y te proteja !! Abrazos apretau !!