Todos tenemos secretos, todos tenemos pasado. Todos hemos cometido errores, hemos vivido situaciones que nos provocan vergüenza o que simplemente no decimos porque sabemos que seremos juzgados. Lo triste es que, a pesar de que todos tenemos nuestro lado vulnerable, nos damos un banquete cada vez que alguien cae en el «spot» (y digo «cae» porque son muy pocos los valientes que voluntariamente se posan).
Cada vez que sale al descubierto un caso relacionado a drogas, robos, infidelidad -sean figuras públicas, alguien de la familia, un compañero de trabajo o la vecina- nos convertimos en jueces . Se nos olvida que nuestro techo es de cristal y que «aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra«.
¿Quién rayos va a confesarse adicto a las drogas, alcohol o al sexo? ¿Quién se atreve a decir que fue infiel, que no es feliz con su relación o que recibe ayuda psicológica? No me quiero imaginar cuan difícil puede ser confesar la preferencia homosexual o bisexual. La hipocresía reina en nuestro pueblo por miedo a la calumnia. Preferimos vivir bajo el refrán «ojos que no ven, corazón que no siente». Si no lo escucho, no lo veo y no lo sé, entonces no existe. ¡Mmmjum!
Es casi imposible que mejoremos como personas ni como mundo si no podemos reconocer y aceptar nuestras deficiencias. No hay gobernador ni presidente que nos salve de la situación económica de nuestro país, si no aceptamos la verdad de nuestra deuda. No existe médico que cure enfermedad alguna, si no somos claros sobre los síntomas. Hay que darle espacio al «error» sin aplaudirlo ni condenarlo. Tenemos que estar dispuestos a escuchar confesiones que desaprobaremos, que nos dolerán, que no serán agradables para tener la oportunidad de ver realmente quiénes somos y dónde estamos. Más importante aún, tenemos que aceptar que no sabremos todo sobre los demás. Cada quien ha pasado sus procesos y tendrá secretos que no querá revelar. No tenemos el derecho de juzgar ni condenar a nadie. Los errores de los demás no nos hacen mejores que ellos. Así como sus logros no nos hacen menos. Nuestra vida, o debo decir «auto-estima», no puede depender de la constante comparación con el otro.
Todos tenemos un closet y cada quien debe elegir salir o no. No entiendo el empeño de las personas por abrir a la mala las puertas de los demás cuando no están dispuestos a abrir las propias. Si queremos un pueblo honesto, si queremos que las personas vivan en su verdad y nos muestren su verdadero rostro no sólo hace falta coraje para confesarse y exponerse, sino también coraje para ser receptivos y aceptar a los demás tal y como son. Hay que darle espacio a la vulnerabilidad, permitirnos fallar sin condenas ni juicios. Aceptar que no somos iguales y que no podemos controlar el pasado de nadie. Sin embargo, aceptando su verdad hay mucho más probabilidad de recuperar e impulsar mejores seres humanos.
No nos hagamos los más puros y castos señalando, criticando y condenando. Como dice Dale Carnegie, «cualquier tonto es capaz de criticar». No hace falta talento ni capacidad especial para hacerlo. El reto esta en lo contrario. Dejemos de ver a los demás como enemigos y oponentes. Las caídas de los demás no nos hacen más grandes ni mejores. Dejemos de estar buscando lo que otros tienen escondido en su closet y comencemos a organizar el nuestro. Si estamos dispuestos a sacar los trapitos que no nos gustan y no tememos esconderlos, ¡en hora buena! Pero eso no nos otorga ningún derecho sobre otros.
Renunciemos a la hipocresía e intolerancia porque; malo o bueno, bonito o feo; todos tenemos un closet.
Yz
5.Julio.2011
Wow, me encanta como escribes…Perdón por estereotipar un poco a la mujer bella!.. Leo en ti una gran capacidad de análisis y de comunicar cosas que al pueblo le hace falta escuchar o leer! …
En el post del «Ay Bendito» tendrías material de sobra para un «Best Seller». Debieses escribir un libro… Este post pareciese una contradicción al otro, pero no lo es… Es solo una prueba de que siempre es sano mantener un equilibrio o balance y que puede ser mas dañino irse muy cerca a los extremos (ej hacerse de la vista larga de todo o juzgar y criticar abusivamente)…
Si en cualquier momento llegamos muy al extremo en cualquier aspecto de la vida, creo que hay es que el barco probablemente terminaria virandose de un lado, o del otro…Y ese seria un gran problema!
Tremendo Blog! Te felicito!
Yo tambien tengo un closet!
Muy bueno..te felicito
Te repito, eres muy buena escribiendo. Tu forma de pensar, tu análisis muestra la complejidad del ser humano. Un beso desde Washington State
Completamente cierto… Siempre buscamos en otros lo q en nosotros no encontramos o no queremos ver, tratando de hacer ver q nuestras vidas son perfectas y q tenemos derechos a minimizar a otros para poder tener esa seguridad emocional q nos hace falta. Tengo q agradecerte por ser esa vocesita q dice: piensa antes de actuar o de hablar, pero q dificil cuando estamos acostumbrados a señalar pq la vida asi no los ha enseñado o pq hemos sido victima de esos señalamientos. Q Dios te continue bendiciendo en todos tus pasos y mucho exito!!!
Yz la verdad es q pienso como tu, si dejaramos de hacerle relaciones publicas a los defectos o errores de los demas y nos encargaramos de lo positivo d cada cual, y aceptar al otro con sus defectos!! Dios bendiga tu talento!! Besotes