Para quienes se mueven en el mundo “comercial” saben que, por lo general, para “vender” un producto es importante que te guste, que creas en los beneficios que ofrece, que estés tan convencido de su excelencia que puedas consumirlo. Ese es el escenario ideal. ¡Cuántas veces hemos recomendado “algo” con tanta pasión que las personas juran que recibimos algún tipo de comisión si lo compran! El tan “bendito” como “maldito” WOM (Word of Mouth): publicidad sin costo, la más efectiva y menos controlada. Se genera a raíz de las experiencias de cada persona. Si es buena, ¡maravilloso! Si es mala, puede hacer mucho daño. Funciona para ambos lados. En fin, de algún modo, el vendedor, es también consumidor. Esto representa un gran peligro. ¿Por qué? Simple, si el producto hace bien, disfrutará de sus beneficios; pero si el producto hace mal, será otra víctima.
He aquí la gran paradoja de la vida. Sale el tiro por la culata. Personas que saben muy bien lo que venden, caen redonditos en su propia trampa. En el mundo del entretenimiento y las comunicaciones mediáticas, hay muchos de esos. Se viven la película, la ficción, el manejo de información de segunda, tercera y cuarta mano. Pierden el control. Todos saben que es un mundo de rumores y especulaciones; de egos y conjeturas. Todos los saben, pero la gran mayoría lo olvida. Comienzan a caer en el juego; personas se molestan con otras por pura referencia. Fueron atrapados por su propia red. Pierden de perspectiva su verdadero norte, comienzan a vender lo que no es y terminan comprándolo ellos mismos.
Lo cierto es que lo mismo pasa en todas partes, en todas las industrias. Se olvida con gran facilidad las amenazas de nuestro ambiente, sus deficiencias y caemos en ellas. El turno de trabajo se hace más largo y renunciamos a nuestra vida. Por eso hay personas que dejaron de vivir y todo el tiempo están trabajando, están en personaje. Dejaron de ser “profesionales” y pasaron a ser “ciegos consumidores” de su “baja calidad”. ¿Qué se puede hacer? Piénselo bien, no venda porquerías; porque, tarde o temprano, puede terminar usándola o comiéndosela completita.
Yz [17.Septiembre.2011]
Muy cierta historia, pero lamentablemente asi es la gente, ya q prefieren juzgar sin verificar la validez de lo que se escucha… Lamentablemente no se puede ya confiar en nadie y uno tiene que tener mucho cuidado y medir las palabras, ya q luego nos sucede como al pescado, morimos por la boca…
si no fueramos consumidores del rumor; la especulacion; la «noticia» no existiria tal accion. Pero es verdad, la criticamos y la consumimos. Opinamos sobre la opinion; en que nos convierte eso? En consumidores? Y si consumimos; no lo estamos auspiciando?
Nos hacen falta mas espacios de construccion. Tal vez este lugar; estos espacios de reflexion nos permitan conspirar y construir. Agradezco tu forma de despertar nuestra conciencia.